Puerta de Santa María
La puerta lateral, denominada como de Sta. María o del «Mercado» porque en la plaza se hacía el mercado de la Villa se atribuye, aunque no es del todo claro, a Joan Franch. Esta puerta es un ejemplo de una elegante sencillez gótica, típica del arte de la Corona de Aragón o Mediterráneo. El tiempo y las inclemencias del cielo tal vez no nos permiten reconstruir ya en toda su plenitud aquel conjunto de verdadera armonía arquitectónica.
En el centro del gablete, la imagen de la Asunción de Ntra. Sra., sentada sobre el diablo preside la entrada. Pensemos que la sociedad del s. XIII era poco instruida, y a través del arte escultórico y la predicación de los presbíteros se difundía el evangelio. Al contemplar esta puerta empieza una catequesis, acompañados de María, la primera creyente, que nos llevará posteriormente hasta la imagen que preside el Altar Mayor y que es conocida como «Virgen de la Seo».
Desde el suelo ascienden columnas de finos nervios hasta la altura del arranque del arco: unos son molduras lisas, otras están formadas por ángeles, los apóstoles, turiferarios. Todos ellos como ya hemos dicho, bajo un sentido catequético. Cubría el gablete decoración vegetal de enormes cardinas (hojas parecidas a las del cardo). Cuentan, que en cierta ocasión se desprendió una de esas cardinas, que el pueblo interpretaba como flores de jazmín, con tan mala fortuna que impactó en una jovencita que entraba a los oficios y le ocasionó la muerte. La ironía popular recordaría como «la Delicà» a la infortunada joven, y crearía para la historia un personaje que ha sido visto siempre desde una satírica interpretación: «la Delicà de Gandía», que murió del golpe de una flor de jazmín.
Antes de entrar por la Puerta de Sta. María te invito a que te encomiendes a la Virgen María rezando un Ave María.